En septiembre de 1955 la autodenominada "Revolución Libertadora" derrocó de la presidencia a Juan Domingo Perón. En el marco de la resistencia, en junio de 1956 el General Juan José Valle organiza un alzamiento cívico-militar para recuperar el orden constitucional interrumpido en el país. El movimiento es infiltrado, y entre el 10 y el 12 de junio de 1956 son detenidos y luego fusilados 32 compatriotas entre civiles y militares. A 53 años de aquella brutal represión estatal, que anticipó con su impunidad e ilegalidad la represión de los años setenta, se propone el emplazamiento de un espacio recordatorio en Parque Las Heras, sitio donde funcionó la Penitenciaría Nacional de Buenos Aires.
Sobre el parque se disponen 32 piezas de hormigón armado que funcionan como lugares para sentarse y poseen iluminación propia. Cada una representa a un compañero ausente, con su nombre y apellido, el lugar y la fecha de su deceso. Estas 32 piezas están para que los paseantes puedan ocupar los lugares de los desaparecidos. Están para que uno pueda sentarse en el lugar del otro, sabiendo o no sabiendo lo que pasó. Alguien nuevo toma el lugar de los mártires que murieron para que la democracia persista. Si uno conoce la historia, el acto de sentarse será una compañía. Si uno no la conoce servirá como mecanismo posible de activación de la curiosidad.
Treinta y dos sillas que hacen presente 32 ausencias.
proyecto: arquitectos Ramiro Gallardo, Gustavo Nielsen, Max Zolkwer / colaboradores: Andrés Deluchi, arquitecto Sebastián Marsiglia / fotografías: Tomás García Puente / diseño gráfico: Lorena Saffarano
Treinta y dos sillas que hacen presente 32 ausencias.
proyecto: arquitectos Ramiro Gallardo, Gustavo Nielsen, Max Zolkwer / colaboradores: Andrés Deluchi, arquitecto Sebastián Marsiglia / fotografías: Tomás García Puente / diseño gráfico: Lorena Saffarano