Dos plazoletas perdidas en la trama intrincada de Barracas, Unamuno y Magaldi, tienen una nueva fisonomía. Ambas están virtualmente escondidas: la traza poco ortodoxa del tejido perimetral prácticamente las invisibiliza. Esta especial situación genera un clima íntimo, como de patio interior.
Las plazas están incomunicadas, por lo que el proyecto se ocupa de homogeneizar sus solados, juegos, equipamiento, vegetación. Dos pérgolas en Unamuno, y una en Magaldi, si disponen enfatizando la especial situación espacial, funcionando también como señal a escala urbana: las pérgolas indican que en esos interiores de manzana hay un espacio público. Las pérgolas indican, además, la zona seca de la plaza, donde se ubican mesas de ping pong, ajedrez, espacios de descanso.
El proyecto original contemplaba también la nivelación de calles y veredas, logrando de esta manera que el espacio de la plaza se extendiese hasta las fachadas.
proyecto: Ramiro Gallardo, Gustavo Nielsen, Max Zolkwer
colaboradores concurso: Leticia Balacek, Florencia Bernal, Sebastian Marsiglia, Doris Gabriela Torres Ferrer
colaboradores proyecto: Martín Groba, Anabela Roitman, Juliana Hernández
fotomontajes: Andrés Sandoval, María Betania Camacho
asesores: Camilo Policastro
asesor en estructuras: ingeniero Diego Vizzón
asesor hidráulico: Julio César Blanco
asesor en luminotecnia: Fabián Rigacci